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viernes, 11 de septiembre de 2009

La Vida Misma.


Había una vez… un pulgarcito que llegó un seis y un tres pequeño, y descubridor de todas las cosas nuevas de la vida. Conocedor de todos los peligros, pues así su Padre se lo inculcaba:

_Mira bien al cruzar la calle, no corras a no ser que te persigan, ten paciencia siempre hay tiempo para salir.

Siempre decía: Este niño es un despistado con dedos de pianista. Aventurero, encantado por el sol, el mar y la playa. Donde aprendió a andar.

Siempre a misa los domingos, esperando a la salida aquel cucurucho de papel cartón con patatas chips, recién echas en la churrería.

Su animal preferido el Guepardo, amante de los animales. Su bici roja “BH”, sus motos Cota 49 y Enduro 75. Y su primer coche un 127 amarillo. Viajante incansable, donador de su servicio, con amor patrio y henchido el corazón, a la patria.

Ya golfete por las noches y borrachín no se comía un rosquín.

_Papá, dame algo que salgo a cenar_

¡Sí, pero no vengas a las tantas!

¿Y tú que hacías cuando eras joven?

Guapetón, pero del montón, con ojos de gato. Amante con la mente y la vista del sexo, opuesto al suyo.

Deportista nato, adulador de los fuertes, ganador de triunfos. Idolatrado por el corazón de León de cuentos y aventuras. L a espada plateada y la flecha negra.

Callejeador diurno y búho noctámbulo.

Llegó boda, familia de joven(Mamá, hoy no vengo a comer), y familia de mayor(¿Papi que hay para comer?).

Estrechado la mano a presidentes, empresarios y políticos.

Ahora ya soy mayor.(Me decía G.Creixell: estudia, que cuando seas mayor te servirá).

Estudié la vida y a las personas, y Pulgarcito sigue siempre las piedras blancas, escucha a los 7 enanitos, defiende a Blancanieves, se esconde de la malvada bruja, y está al acecho del lobo. Se acuerda de Mortadelo y se pregunta cual fue la última película que vio en súper 8… A Charlot en blanco y negro.

Colorín, Colorado, señores míos, este real cuento emanado de mi mente, en el presente aquí se ha acabado.

P.D. En el colegio, más bien recatado, el bocadillo me lo comía sólo en un rincón. Y sólo le daba un trozo a E.Pardo, que un día me defendió de una pelea.

AUTOR: Ricky Martín.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin palabras... Me gusta. :)

aapayés dijo...

un placer pasar por tu blog.. ya te sigo..


Un abrazo
Saludos fraternos.